“El Mecho” se lanza a la caza de “Los Chapitos”, reagrupa el Escuadrón de la Muerte de “Los 28”

En tanto el gobierno de la Cuarta Transformación minimiza la estrategia de combate a los carteles de las drogas, centrando su actividad de seguridad nacional.

“El Mecho” se lanza a la caza de “Los Chapitos”, reagrupa el Escuadrón de la Muerte de “Los 28”

En la desarticulación de las células del crimen organizado dedicadas al huachicol, en la cúpula del cartel más poderos, el Jalisco Nueva Generación, se gesta una estrategia de guerra que puede hacer repuntar más los ya de por sí alarmantes índices de violencia.  Como parte del plan para apoderarse del control del Cartel de Sinaloa, Nemesio Oseguera Gonzalez, “El Mecho”.

Ha decidido revivir el llamado Escuadrón de la Muerte, conocido como “Los 28”, del que se ha ordenado su reagrupación con la única intención de buscar y ejecutar a Jesús Alfredo e Iván Archivaldo Guzmán Salazar, los hijos de Joaquín Guzmán Loera, que a la fecha mantienen bajo su control una de las facciones más importante del cartel de “El Chapo”.

El Escuadrón de la Muerte o Grupo de los 28, hasta hace unos días operaba en forma libre, principalmente en la zona de Baja California Sur, en el territorio que en algún momento estuvo bajo el control del cartel de Los Dámaso, donde a veces se rentaban como sicarios para el cartel de los Arellano Félix o para otros grupos escindidos del Cartel de Sinaloa.

Ahora, este grupo está siendo reorganizado, bajo contratación del Cartel Jalisco Nueva Generación para que extienda sus actividades de búsqueda, captura o ejecución de los hijos de Joaquín Guzmán Loera, hacia todo el territorio mexicano, principalmente hacia los estados de Sonora, Sinaloa, Chihuahua y Durango, donde se presume pueden estar Jesús Alfredo e Iván Archivado Guzmán Salazar, los principales blancos de Nemesio Oseguera.

Hay que recordar que, según fuentes extraoficiales del área de inteligencia del gobierno mexicano, el grupo de sicarios “Los 28”, fue reclutado y comandado por el propio hijo de “El Lic”, Dámaso López Serrano, “El Mini Lic” o “El Rayo”, el que se hizo de este grupo en La Paz, Baja California Sur, en donde esta banda tenía el control del narcomenudeo.

Dámaso López Núñez, “El Lic”, ya había tenido la oportunidad de ejecutar a los dos hijos de “El Chapo” Guzmán, luego que los secuestró el 16 de agosto del 2016 en un restaurante del municipio de Puerto Vallarta, pero les perdonó la vida, debido a la intercesión de Ismael Zambada García, “El Mayo” y Rafael Caro Quintero.

¿Qué es el Grupo de “Los 28”?
El grupo de “Los 28”, es un grupo de matones a sueldo, que ya existía desde principios del 2014, cuando se formó a iniciativa de los hermanos Jorge Alberto, Felipe Eduardo y Carlos Alberto Guajardo García, con la finalidad de proteger las actividades de narcomenudeo del Cartel de Los Dámaso, principalmente en las zonas turísticas de La Paz, Guerrero Negro, Mulegé, Comondú y Los Cabos.

Este grupo inicialmente era contrario a Los Dámaso. Fue el primero que mostró resistencia a la presencia de “El Lic” en Baja California Sur, cuando inició el control de la plaza, aun con el respaldo del cartel de Sinaloa, luego que “El Chapo” Guzmán dividiera la zona del Pacifico en secciones para el control del narcomenudeo.

Por decisión de Joaquín Guzmán Loera, a Los Dámaso se le entregó el estado de Nayarit, una parte del puerto de Mazatlán, y toda la península de Baja California. La parte norte de Sinaloa, el estado de Sonora y la zona central de Chihuahua, fue entregada al grupo de Ismael Zambada García, en tanto que la región central de Sinaloa, y la otra parte de Mazatlán, fue dejada a Jesus Alfredo e Iván Archivaldo Guzmán Salazar.

En Nayarit, el grupo de Los Dámaso se posicionó con el apoyo del entonces fiscal general del estado Edgar Veytia, el que puso a disposición del grupo criminal toda la estructura de procuración de justicia del gobierno local, a cambio de que no se dispararan los índices delictivos en esta entidad, los que en los siguientes tres años fueron los más bajos de todo el país.

Con “El Chapo” Guzmán aun como aliado, Los Dámaso se pudieron posicionar en la parte sur de la península de Baja California, en donde conjuntamente encararon la resistencia de la banda de “Los 28”, pero fue otra narcomenudistas en la zona de La Paz, Melissa Margarita Calderón Ojeda, “La China”, la que entabló las negociaciones para una tregua entre Los Dámaso y “Los 28”.

“La China”, quien entre el 2012 y 2013 infiltró a la dirección de seguridad pública y tránsito municipal de La Paz, para permitir el narcomenudeo en la capital de Baja California Sur, era una de las integrantes de “Los 28”, pero fue secuestrada por el grupo de Los Dámaso, ofreciendo -a cambio de salvar su vida- gestionar una tregua entre los dos grupos en confrontación.

La encomienda autoimpuesta por “La China”, dio frutos a solo uno días de haber recibido el perdón por parte de los sicarios de Los Dámaso. No le costó trabajo. Se valió de la relación sentimental que sostenía con Abel Nahúm Quintero Manjarrez, “El Grande”, quien era uno de los jefes de la banda de “Los 28”.

De acuerdo a fuentes federales, las gestiones de “El Grande” con los jefes de su banda, los hermanos Jorge Alberto, Felipe Eduardo y Carlos Alberto Guajardo García, tuvieron éxito; los tres hermanos se reunieron en al menos cuatro ocasiones con Dámaso López Serrano para establecer una alianza y mantener el bajo perfil el boyante negocio del narcomenudeo en las zonas turísticas de Baja California Sur.

Esa alianza fue la que permitió encarar la presencia de grupos de narcomenudistas del cartel de Tijuana, los que ya estaban asentados también en las regiones turísticas del estado, principalmente de La Paz, Los Cabos, Los Barriles, El Pescadero y Todos Santos, siendo este un factor que empujo los índices de violencia al alza a principios del 2016.

Un Temible Grupo de Élite
Cuando se declaró la guerra abierta entre “El Chapo” Guzmán y los Dámaso, a finales de diciembre del 2016, la instrucción de “El Lic” fue la integración de un grupo de sicarios destinados exclusivamente a la búsqueda y persecución de los hijos de Guzmán Loera, encomienda que fue encargada a su hijo Dámaso López Serrano, quien ordenó reclutar a los 50 mejores hombres de “Los 28”, para lazarlos a la cacería de “Los Chapitos”.

El grupo de sicarios de “Los 28”, fue integrado por iniciativa de Gabriel Antonio Leal Gutiérrez, un ex policía municipal de La Paz que comenzó a operar en el narcomenudeo al servicio de los hermanos Guajardo García; su nombre clave dentro de la agrupación a la que se sumó era “El 28”, de allí el nombre de la banda.

Como lugarteniente de “El 28”, desde la integración de esta banda, fue asignado Abel Nahúm Quintero Manjarrez, “El Grande”, un ex militar que, tras la alianza con Los Dámaso, fue encargado de dar instrucción de guerra a los integrantes de esa organización, los que llegaron a ser más de 130 efectivos, reclutados principalmente de las policías municipales y direcciones de transito de La Paz y Los Cabos.

De acuerdo a la averiguación previa penal PGR/SEIDO/UEIDCS/059/2015, la que se integró en la federación tras la captura de “El Grande”, se establece que este criminal había estado reclutando sicarios para servir a los intereses de Los Dámaso, a quienes les daba capacitación en el manejo de las armas, en un campo ubicado en el predio Los Encinitos, sobre la carretera La Paz-San Juan de los Planes.

En este sitio, de acuerdo a un funcionario de la PGR, Los Dámaso, estuvieron capacitando a sus sicarios desde abril del 2014, pero arreciaron con la instrucción paramilitar a finales del 2016, cuando se dictó la encomienda de integrar un grupo de élite para el cometido del asesinato de los hijos de “El Chapo” Guzmán.

Bajo el Mando de “El Lucifer”
Al frente del grupo de sicarios de “Los 28”, que tenía como objetivo el asesinato de los hijos de “El Chapo”, fue designado Antonio Morales Uriarte, “El Lucifer”, un testaferro que fue reclutado por Javier López Rivera o Javier Acosta López, “El Javier”, jefe de la banda de “Los Javieres”, la que se sumó a “Los 28” para cazar a los hijos de “El Chapo”.

“El Javier” fue asesinado el 8 de julio del 2016, en el municipio de Culiacán, Sinaloa, cuando estaba tras la pista de Jesus Alfredo Guzmán Salazar, quien fue ubicado en esa región por elementos de la policía estatal pagados por Los Dámaso, quien se había desplazado desde La Paz, con una veintena de hombres para cumplir el cometido.

A “El Lucifer” lo detuvieron fuerzas federales en La Paz, el 6 de marzo del 2017, luego que su ubicación fue señalada por una denuncia anónima, presumiblemente de informantes al servicio de los hijos de Joaquín Guzmán Loera, los que fueron desplazados en la zona de La Paz, para desarticular a red de homicidas de Los Dámaso, que van por sus cabezas.

Aun cuando “El Lucifer” fue detenido y procesado, su peligrosidad no ha cesado. Desde la cárcel federal de Almoloya negoció con Nemesio Oseguera para ceder el control sobre el grupo criminal que de nueva cuenta tiene encomienda de asesinar a los hijos de “El Chapo”, por lo que se ha ordenado su despliegue en las zonas de Mazatlán y Culiacán, en busca de “Los Chapitos”, por los que se ofrece un bono de 100 mil dólares, al sicario que los ejecute.

La peligrosidad, aun preso, de Antonio Morales Uriarte, “El Lucifer”, es tanta que ningún periodista en La Paz se atreve a mencionar su nombre, pues existe la amenaza de ejecutar a quien lo señale en medios informativos; Maximino Rodríguez Palacios, periodista del colectivo Pericú no atendió a la amenaza, y fue ejecutado el 14 de abril del 2017, en el municipio de La Paz.

“La China”, Pieza clave
En septiembre del 2015, aún antes de que siquiera la entonces Procuraduría General de la República (PGR) supiera contra quien se estaba enfrentando, ya había comenzado la debacle del Cartel de Las Fuerzas Especiales de Dámaso (FED), luego que elementos federales lograron a detención de Melissa Margarita Calderón Ojeda, mejor conocida como “La China”.

Esta mujer, que en apariencia era solo una narcomenudistas en el municipio de La Paz, en realidad fue la punta de la madeja para poder llegar a la cabeza de la estructura del que se apuntaba con ser uno de los carteles de las drogas más poderos de México, al disputar el control del Cartel de Sinaloa a la familia de Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, donde ahora se ha colocado el Cartel Jalisco Nueva Generación.

“La China” fue detenida por última vez el 9 de septiembre del 2015 en la ciudad de La Paz, Baja California Sur; antes ya había sido detenida, y puesta en libertad “por falta de pruebas”, el 14 de abril del 2012, el 26 de septiembre del 2013 y el 27 de junio del 2014, las primeras dos veces por riña y lesiones, y la tercera por robo.

Todas las detenciones de “La China” fueron en el municipio de La Paz, primero en las inmediaciones del casino Fortune, y las últimas dos ocasiones en una de las calles de la Tercera Sección de la colonia Arcoíris; en las tres ocasiones se le relación con el grupo de narcomenudistas de Los Dámaso, pero el agente del ministerio público federal, no pudo –o no quiso- sostener su tesis y la puso en libertad.

Hasta la cuarta ocasión en que fue detenida, fue que a “La China” se le relacionó con las llamadas Fuerzas Especiales de Dámaso, cuyo mando habría asumido tras la detención de José Cruz Alonso Lozoya Uriarte o Abel Nahúm Quintero Manjarrez, “El Grande”, la que ocurrió el 28 de mayo del 2015, tras un enfrentamiento con policías ministeriales, registrado en el cruce de las calles Pino Payas y Francisco J. Mújica, de la colonia Villas del Encanto, en el municipio de La Paz.

A partir de ese momento, Melissa Margarita Calderón Ojeda, “La China”, comenzó a colaborar con el agente del ministerio público de la Federación, para poner al descubierto la estructura delincuencial del cartel de las FED y la forma en que el líder de la organización, Dámaso López Núñez, “El Lic, se estaba haciendo del control de todo el estado de Baja California Sur, y había extendido un plan para matar a los hijos de “El Chapo”.

Hasta antes de la detención final de “La China”, en la entonces PGR no se tenía idea de la magnitud del cartel de las drogas que se estaba enfrentado, pues la mayoría de las pesquisas que se abrieron sobre los detenidos del grupo de Los Dámaso, fueron incluidas en carpetas de investigación sobre narcomenudeo, sin que en ello interviniera la Subprocuraduría en Delincuencia Organizada.

El enemigo invisible que hasta antes del 2015 estaba encarando la PGR en Baja California Sur, comenzó a tomar forma y a tener un rostro, luego de las aportaciones en información que hizo “La China”, la que detalló cómo estaba integrado el grupo de sicarios de los que una parte ella comandaba en la zona de Baja California Sur.

Hasta antes de la detención de “La China”, las FED estaban conformadas por dos grupos de sicarios, comandando desde la paz por “El Lucifer”, Antonio Morales Uriarte, que operaba desde La Paz, y el otro dirigido por la misma Melissa Margarita Calderón Ojeda, que operaba desde Los Cabos.

Al grupo de las FED que comandaba “La China” se sumó el grupo de pistoleros conocidos como “Los 28”, los que lideran los hermanos Jorge Alberto, Felipe Eduardo y Carlos Alberto Guajardo García, quienes tenían dominio de las actividades de narco menudeo en la zona de La Paz, Guerrero Negro, Mulegé y Comondú.

Por su parte el grupo de las FED comandando por “El Lucifer”, se vio fortalecido por el jefe del narco menudeo en Los Cabos, Adrián Medina Velázquez “El 5” o “El Moreno”, quien mantenía una disputa por el control de las drogas en las zonas turísticas de Baja California Sur, con el grupo de pistoleros de “Los 28”.

La disputa entre “Los 28” y “El 5”, hizo que este último “pusiera” ante las fuerzas federales a Melissa Margarita Calderón Ojeda, la que, tras ser detenida, proporcionó información no solo sobre la estructura del cartel de las FED en Baja California Sur, sino también sobre la ubicación de “El Lucifer”, el que fue detenido apenas el pasado 6 de marzo, y quedó al descubierto el complot contra los herederos de Joaquín Guzmán Loera.

Ahora, de nueva cuenta, se ha revivido ese complot: El Mencho ha comenzado a reagrupar a ese grupo delictivo, con la única intención de desarticular la facción del Cartel de Sinaloa que sigue bajo el control de los hijos de Joaquín Guzmán Loera, con lo que se anuncia una escalada de violencia en el panorama nacional.

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