“No comenten nada, no digan nada”, es la orden que le dieron a los siete empleados que se encontraban en el BAR BAR la madrugada del 25 de enero de 2010.
El lunes que Salvador Cabañas, ex jugador del América, recibió un balazo en la cabeza. La instrucción tiene eco 10 años después, “ya nadie quiere hablar de eso aquí”, dice el portero del edificio que está a lado del centro nocturno que tiene una década cerrado. “Ese BAR BAR parecía la Federación Mexicana de Futbol los sábados y domingos, de tanta gente de futbol que se iba a pasear ahí.
Ni era la gran cosa, era como una tira en donde había mesas y estabas tan apretado que hasta escuchabas la conversación de los de a lado”, dice un ex futbolista que pidió evitar revelar su identidad, así era el sitio en el que la carrera de Salvador Cabañas vio su fin en unos segundos.
Al delantero paraguayo lo encontraron en el baño del BAR BAR con la cabeza llena de sangre, tirado en el piso y golpeándose su propio abdomen, todavía combativo, revela Javier Ibarra Coronel, el encargado del baño del centro nocturno en esa madrugada, según las declaraciones que dio a conocer la PGJDF hace una década.
El mozo señalaba a José Jorge Balderas, alias el JJ y relacionado con el Cartel de los Beltrán Leyva, como el responsable de las heridas que alejaron al paraguayo del América, del Manchester United de Inglaterra, del Mundial de Sudáfrica 2010, del futbol.
“Intentaron abrir el BAR BAR hace como dos o tres años, me acuerdo bien que eran como las nueve de la noche de un sábado y la raza (gente) ya estaba afuera esperando para entrar, que llega la policía y les grita a todos los que estaban en la calle ‘esto no se va a abrir nunca’, lo cerraron y se fueron”, cuenta el vallet parking de uno de los restaurantes que se encuentran en la acera de enfrente del lugar que tuvo a Diego Armando Maradona, Oscar Ruggeri y algunos de los integrantes de la Selección de Argentina que fue campeona en 1986 entre sus clientes.
En ese enero de 2010 Salvador Cabañas murió más de una vez, porque los medios de comunicación aseguraron que el paraguayo había fallecido, en varias ocasiones.
“Las redes sociales no eran como hoy, pero ya había. Veíamos que decían que Chava ya se había muerto y nos comunicábamos con la gente que estaba pendiente de él en el hospital. Nos decían que no era cierto”, cuenta uno de los amigos del sudamericano y que coincidió con el atacante en las Águilas, también pidió mantener su identidad en secreto.
El BAR BAR fue clausurado y tiempo después se le retiraron las letras que hacían inconfundible la fachada, sólo se quedó con la pared de piedra falsa que simula es la entrada a una cueva.
“Vienen por lo menos una vez al mes a darle mantenimiento, un rato y se van, pero no hemos visto que entre y salga seguido alguien. Le quitaron las letras en el tiempo que lo querían volver a abrir”, dice otros de los vallet parking de los alrededores.
En las jardineras del establecimiento hay colillas de cigarros viejas y los huecos en los que se colocaban lámparas ya están oxidados, Salvador Cabañas regresó hace unos meses a vivir a México, con los Cafetaleros de Chiapas, trabaja en el club y ayuda al cuerpo técnico en algunos entrenamientos, tiene escuelas de futbol en la CDMX, a veces juega algunos partidos de leyendas y aún tiene la bala, que estuvo a punto de acabar con su vida, en la cabeza. No tiene miedo.
«La verdad no, mucha gente me dijo que para qué regresaba, que iba a tener miedo y la verdad es que no. México es un país tranquilo y a los ídolos se les respeta mucho. Siempre le voy a estar agradecido a la gente de este país”.
José Jorge Balderas Garza «El JJ»
“Cuando tenía 13 o 14 años quería ser sacerdote… y qué cambio tan brusco”, dijo José Jorge Balderas Garza en una entrevista concedida TV Azteca, apenas unas horas después de haber sido detenido por la Policía Federal, inculpado por el intento de homicidio hacia Salvador Cabañas, el 25 de enero del 2010 en los baños del Bar Bar.
Mejor conocido como el “JJ”, Balderas Garza se escondía tras la facha de ser un empresario en materia de transportes, sin embargo, a la par de manejar su pequeña compañía, trabajaba como operador de Edgar Valdez Villarreal “La Barbie”, un narcotraficante vinculado al Cartel de los Hermanos Beltrán Leyva.
Sus nexos con “La Barbie” y con este grupo criminal, que por varios años peleó con el Cártel de Sinaloa por el control y venta de droga en México, ocasionaron que el pasado 17 de febrero del 2019 lo condenaran a 20 años de prisión acusado de delincuencia organizada en modalidad delitos contra la salud.
“Yo me enteré al otro día (del atentado a Salvador Cabañas), porque fue de madrugada… y pues lo regañé, pero ya había hecho las cosas. Eran amigos ellos dos, pero ese día andaba de malas el Cabañas y comenzaron a alegar”, fue parte de la primera declaración de Edgar Valdez Villarreal, luego de ser arrestado en el Estado de México en agosto del 2010.
Se ocultó en el Estado de México Mientras la Policía Federal y la Procuraduría capitalina buscaban al “JJ”, Valdez brindó le brindó ayuda para que se ocultara, prestándole una de sus oficinas ubicadas en el ayuntamiento mexiquense de Atizapán de Zaragoza. Balderas Garza es originario de Mazatlán, Sinaloa.
Al momento de la agresión sobre Chava tenía 35 años. Además de “JJ” también era conocido como “El Modelo”, “El Batman” y “El Jey Jey”.
Era el encargado, de acuerdo a la investigación de la Procuraduría, de operar en los municipios de Atizapán, Naucalpan, Tlalnepantla, Cuautitlán Izcalli y Tecamachalco, lugar donde vivió desde que dejó su tierra natal.
