Olas Altas, Ahome; crónica de un enfrentamiento, La Sedena a la caza de los sicarios

El vaquero señala con el índice de su diestra el sitio en donde se agarraron a balazos sicarios y militares,  No emite ninguna palabra.

Olas Altas, Ahome; crónica de un enfrentamiento, La Sedena a la caza de los sicarios

Sella sus labios y ni siquiera voltea a ver al fuereño que le cuestiona.  Sólo hila unas cuantas palabras cuando se percata que habla con reporteros y da su juicio de los hechos: “Que bueno que le echaron chingazos al Motor. Ya andaban muy acelerados esos. Se creían los dueños del ejido.

A cualquiera le pegaban una chinga, pero ya aprendieron que hay gobierno”, luego entra en mutismo.  Se le agradece.  Más adelante, tres hombres jóvenes preguntan al reportero que camina en dirección al grueso de militares que resguardan dos camionetas, una de ellas, encendida aún:

-¿Es cierto que mataron al Motor?

-No se sabe, aún, le responden.

-Se oyeron machín los chingazos-, dice uno de ellos que se empina un bote de cerveza, y entre broma suelta, –Pero dejaron una peste a uñas quemadas-, en alusión a la fuga que emprendieron durante el tiroteo.

Más adelante, una mujer asegura que lo ocurrido en las Olas Altas viejas fue extraño, porque el sicariato ya andaba a la vista de todos, de la policía municipal principalmente, que hasta se saludaban.

En esta comunidad, la población está en las calles o en el porche, la tarde del domingo. Todos hablan de la balacera y repiten con insistencia un apodo. ¡el Motor, el Motor, el Motor!

Con ese sobrenombre identifican al cabecilla que los militares están rastreando desde Olas Altas hasta la sindicatura Gustavo Díaz Ordaz, pasando por la de Ahome, Higuera de Zaragoza y Heriberto Valdez Romero.

Luego de la balacera, la vigilancia continúa.

Las carreteras estatales se han llenado de caravanas de soldados, marinos y de la Guardia Nacional. La Policía municipal fue excluida de esos operativos, en sospecha de que sea cierto lo que la población dice, ¡ellos son amigos!

Los soldados han colocado retenes en caminos de bordos de canales, brechas ganaderas y en carreteras, extendiéndose hasta cuatro días el despliegue de tropas armadas hasta los dientes, tras los hechos ocurridos entre las 15:30 y 16:00 horas del domingo 27 de marzo en la intersección del dren de la planta de tratamiento de aguas residuales y el canal 25.

El sitio es conocido como canal Ladrillera, y es una obra hidráulica que serpentea por el poniente de Olas Altas y es la frontera natural entre la parte baja u Olas Altas vieja.

Justo por el bordo poniente se enfiló la caravana de tres camionetas con sicarios a bordo que se topó abruptamente con el convoy de militares que remataba su patrullaje en ese crucero.

Traca, traca, traca, traca sonaron los fusiles, sin saberse quien atacó primero y quien respondió el fuego. Luego los motores rugieron y las tres camionetas reversearon. Dos de ellas, una Chevrolet, de color negro y una Dodge Ram de color tinto, ambas de cuatro puertas, se atoraron contra algo invisible y la tercera se metió entre las casas del fondo, quedando encerradas, sin salida. Los ocupantes descendieron y huyeron por entre los civiles, cruzaron un puente de madera, se ocultaron entre los corrales y los maizales y luego despojaron motocicletas para escapar.

De los vehículos, los soldados sustrajeron un fusil Barret, calibre .50 milímetros y un fusil AK-47, balas y equipo táctico.

Las camionetas abandonadas presentaban orificios de bala, pero ni había señales de sangre que pudiera anticipar alguna baja de los que se consideraban agresores. Por la milicia no se informó ningún baleado.

A consecuencia del tiroteo y alarma, el carnaval de la villa de Ahome fracasó. Fue de tal grado la inasistencia que el ayuntamiento exentó a los comerciantes del pago de cualquier derecho por vendimia y asumió parte del costo de la corsetería de las embajadoras.

La Sedena a la caza de los sicarios.

El lunes siguiente, 30 escuelas de los alrededores suspendieron las clases presenciales, reportó Servicios Coordinados de Educación Pública. La suspensión de clases duró tres días, pero para el jueves, estas ya se habían reintegrado a sus labores.

Sin embargo, el patrullaje de la tropa era incesante, como también el transitar de los motociclistas “halcones” tras ellos, aunque a distancia.

La balacera y la posterior desinformación en redes sociales obligó al alcalde, Gerardo Octavio Vargas Landeros, a salir de su asueto dominical, y cerrar el carnaval de Ahome.

En el templete, el Presidente Municipal cuidó sobremanera sus palabras: “Gracias por estarse presentándose a partir de los acontecimientos de hace un par de horas. No están solos, aquí sabemos enfrentar las circunstancias con el peso que deben tener”.

Y posteriormente, diría que las balaceras son esporádicas en Ahome.

En la conferencia “la Semanera”, el gobernador, Rubén Rocha Moya se refirió al tiroteo y dijo que ya sabían quién lo había protagonizado, y por ello, los operativos.  Se disculpó por no poder revelar más pormenores del caso porque las operaciones estaban en curso.

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Mientras, en Olas Altas y sus alrededores, la vida cotidiana continúa. Los efectos del tiroteo en la comunidad han concluido, pero no para los militares, que mantienen su propia operación de caza.

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