Elementos de la SEDENA detuvieron en fragancia a Génesis Anahí, alias la Anahí, halcona del Cártel del Noreste (CDN), en Nuevo Laredo, Tamaulipas.
En la frontera entre México y los Estados Unidos, Esta joven era obligada a trabajar como informante para los jefes de plaza, así la amenazaron los líderes regionales de dicha organización criminal para poder reclutarla: “Tienes un pie en la cárcel y otro en la tumba si te niegas a colaborar con nosotros”.
Cabe señalar que este tipo de casos son cada vez más comunes y han provocado que en estados aterrorizados por los cárteles de la droga, como Tamaulipas, Sonora, Chihuahua, Michoacán, Jalisco, Colima y Guerrero. Adolescentes, niños y niñas viven en un riesgo constante de ingresar a las filas del crimen organizado. Los narcos los obligan a vigilar a sus rivales a cambio de un pago mínimo y de no dañar a sus familias, así inician su carrera criminal, después algunos se convierten de halcones a sicarios.
El horror de los niños sicarios
Los narcos les regalan un teléfono celular, ropa y motocicleta para las actividades de halconeo y mensajería, como un recurso más para enganchar a los jóvenes, aprovechando la pobreza que enfrentan en los barrios peligrosos. En 2019, el gobierno mexicano informó que más de 460 mil menores de edad están al servicio de los narcotraficantes en todo el país.
El Cártel del Noreste tiene su base de operaciones en el estado de Tamaulipas, hace un mes y medio que militares mexicanos detuvieron a su máximo líder, Juan Gerardo Treviño Chávez, alias el Huevo, quien fue extraditado a los Estados Unidos.
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Su captura detonó una serie de balaceras y secuestros en Tamaulipas, por lo pronto, la organización nombró a su primo Juan Cisneros Treviño, alias Juanito, como el sucesor del Huevo Treviño.